La guarda y custodia (o custodia para ser breves) se podría definir como el hecho de tener físicamente la compañía del menor, cuidarle, atenderle, ser responsable de lo que le ocurra y de sus actos.
Cuando en una sentencia o convenio se refleja que se otorga la custodia de una menor a uno de los progenitores, lo que nos está diciendo es que el menor convivirá habitualmente con uno de los progenitores, y que se relacionará con el otro de una forma y en unos tiempos determinados (régimen de visitas). Por lo tanto, pasará más tiempo en compañía de uno de los dos.
PERO EL PODER DE DECISIÓN SOBRE LAS CUESTIONES IMPORTANTES QUE AFECTEN A LOS MENORES, LOS DERECHOS Y DEBERES DE LOS PROGENITORES HACIA SUS HIJOS, NO FORMA PARTE DE LA CUSTODIA SINO DE LA PATRIA POTESTAD, y ésta, normalmente, es de titularidad y ejercicio conjunto de los dos progenitores.
Por tanto, el progenitor que tiene la guarda y custodia de un menor NO TIENE UN PODER DE DECISIÓN SOBRE ÉL SUPERIOR AL PROGENITOR QUE NO LA TIENE ATRIBUIDA.
La custodia NO ES un STATUS DE PRIVILEGIO de un progenitor frente al otro. La custodia se refiere a la convivencia (decisiones inmediatas como que el menor asista ese día al colegio o no por enfermedad, si come o no un dia en casa de los abuelos o de cualquier amigo, si va al médico o no por haber pasado mala noche, etc…) y no implica titularidad de ningún otro derecho, pudiendo tomar estas decisiones el progenitor que tiene al hijo en cada momento (recordemos que custodia, en efecto, es convivencia, y que cuando los menores están disfrutando de la compañía del progenitor “que tiene régimen de visitas” están bajo la custodia de éste).
